Crisis Financiera
Un Mundo Balanceándose En El Borde Financiero
Un Informe De Investigación Realizado Por: Chris Tyree, Periodista, Email, y Scott Wallace, Periodista, Email
EL VALOR DE LOS DATOS
Orb está comprometida a producir historias globales que sean relevantes y tengan resonancia en nuestra diversa comunidad humana.
Para lograrlo, estamos promoviendo un nuevo tipo de periodismo; uno que reúne conocimientos obtenidos a través del análisis de datos, la sabiduría del público y la cobertura informativa desde el lugar de los hechos.
Datos de cómo estamos viviendo en una sociedad global hay por todas partes; la idea de Orb es usar esos datos para aumentar nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos. Para este proyecto narrativo multimedia, “Crisis financiera”, analizamos una de las bases de datos más abundantes que se han compilado acerca de cómo las personas alrededor del mundo administran su dinero: la base de datos del Índice de Inclusión Financiera Global. O, la Findex, abreviada.
La Findex fue encargada originalmente por el Banco Mundial en 2011. Fue diseñada para apoyar la planificación estratégica en torno a la “inclusión financiera”: la idea de expandir “servicios financieros asequibles, accesibles y adecuados” a las más de dos mil millones de personas de todo el mundo que actualmente no tienen acceso a una cuenta financiera formal.
Para construir la Findex, la compañía encuestadora Gallup encuestó a 150.000 adultos seleccionados al azar (mayores de 15 años) en 143 países. Los encuestados fueron elegidos al azar, cerca de 1.000 adultos por país, y se les hicieron preguntas básicas sobre sí mismos, cómo ahorran y piden dinero prestado, hacen y reciben pagos, y cómo manejan riesgos financieros.
Los datos recogidos en Findex incitaron el desarrollo de la iniciativa del Banco Mundial lanzada en 2015 llamada Acceso Financiero Universal 2020 (UFA2020, por sus siglas en inglés). Esta iniciativa reunió al Banco Mundial con 14 socios del sector público y privado enfocados en 25 países. ¿La meta? Traer al 73 por ciento de personas que están actualmente “excluidas” al redil de la inclusión financiera para el 2020.
BÚSQUEDA Y PROCESAMIENTO DE DATOS
La misión del Banco Mundial es sacar a las personas de la pobreza y hacerlas más resilientes económicamente. Ese es el objetivo de la expansión de la inclusión financiera. En Orb, teníamos curiosidad de cómo usar la información de la Findex en nuestra propia cobertura sobre el amplio tema de la inclusión financiera.
La información de Findex es particularmente útil por varias razones. Es de naturaleza global y, por lo tanto, incluye a encuestados de una amplia gama de culturas, religiones, nacionalidades y de economías en desarrollo y desarrolladas. Y, mientras muchas encuestas globales agregan datos a nivel país, Findex proporciona respuestas individuales, asignándole un número a cada participante anónimo. Debido a la especificidad de los datos públicos disponibles, el socio estadístico de Orb, Datassist, tuvo mucha flexibilidad al momento de analizar este complejo conjunto de datos.
En 2014, el Banco Mundial repitió la encuesta del 2011 y la amplió para incluir un par de preguntas nuevas sobre cómo las personas planifican para emergencias financieras. A medida que estudiábamos los datos, volvíamos una y otra vez a esta pregunta de cómo las personas alrededor del mundo manejan, o no manejan, emergencias financieras.
Con esta pregunta se les preguntaba a los encuestados de Findex si serían capaces de conseguir una cierta cantidad de dinero dentro de 30 días en caso de una emergencia hipotética. La cantidad variaba de un país a otro, pero representaba siempre un veinteavo (1/20) del Ingreso Nacional Bruto per cápita, o ING por sus siglas en inglés, en moneda local. A los ciudadanos de Estados Unidos, por ejemplo, se les preguntaba si podrían obtener 2.600 dólares en 30 días. A los noruegos, 5.000 dólares y a los nigerianos, 20 dólares.
Los encuestados podían responder con una de cuatro opciones: muy posible, algo posible, no muy posible o imposible. También podían responder “no sé” o negarse a responder.
A nivel mundial, sólo el 31 por ciento dijo que sería muy posible obtener la suma ajustada a su país dentro de los 30 días. Es decir, que para el otro 69 por ciento (casi dos tercios de la población mundial) encontrar fondos de emergencia es difícil, en el mejor de los casos.
CONSTRUYENDO NUESTRO PROPIO MODELO ANALÍTICO
Durante varias semanas, Orb y Datassist se reunieron regularmente para discutir los datos y revisar el análisis de Datassist. Este proceso constantemente provocaba más preguntas, desafiando nuestras suposiciones acerca del mundo y de cómo las personas manejan su dinero. Y también generó una idea: ¿Podríamos predecir la probabilidad de una persona para conseguir dinero en caso de emergencia usando los datos como fuente? El proceso produjo una indagación con foco periodístico —cómo las personas logran conseguir dinero en una emergencia — y nos ayudó a escoger las locaciones para el reporteo de campo.
Para construir el modelo predictivo, Datassist seleccionó cuatro de los datos que los encuestadores de Gallup recopilaron sobre cada persona encuestada —género, nivel de educación, nivel de ingresos e inclusión financiera — y analizó cuáles de esos factores mostraban mayor correlación con la capacidad de conseguir dinero en 30 días.
Encontramos que del total de personas de todo el mundo que dijeron que sería “muy posible” o “algo posible” conseguir el dinero, sólo el 63 por ciento tenía cuentas financieras. En algunos de los países más pobres del mundo, con las tasas más bajas de inclusión financiera (como Níger, Mianmar y Turkmenistán) más encuestados dijeron que podían conseguir fondos que en los países más ricos y financieramente incluidos como Brasil y Estados Unidos.
De los cuatro factores en el modelo, el nivel de educación de un individuo resultó tener la correlación más alta con la capacidad de conseguir fondos en una emergencia. La segunda correlación más fuerte fue el nivel de ingresos, seguida por si la persona tiene o no una cuenta y, finalmente, el género de la persona.
Al discutir los resultados, nos dimos cuenta de que habíamos asumido que el género sería un indicador más fuerte y que ser financieramente incluido proporcionaría una red de seguridad más potente en caso de emergencias.
Como paso siguiente, Datassist tomó los mismos cuatro factores — género, nivel de educación, nivel de ingresos e inclusión financiera — y, al agregar esas predicciones a nivel individual, estimó qué proporción de encuestados de cada país debería poder acceder al dinero de emergencia.
Luego comparamos esas estimaciones con los resultados reales de la encuesta para cada país. Lo que nos pareció interesante no fue dónde habíamos estimado acertadamente la habilidad de la población para encontrar fondos de emergencia, sino donde estaban las mayores discrepancias entre nuestra predicción y las respuestas que dieron los encuestados de la Findex.
USANDO LOS DATOS COMO COMPÁS
Los países con mayores discrepancias entre nuestra predicción y las respuestas reales de la encuesta, fueron aquellos en los que otros factores, no abordados por la Findex, parecían estar más en juego. ¿Qué elementos estaban posibilitando que las personas consiguieran dinero en una emergencia o evitando que lo hicieran?
Sospechamos que los países “atípicos” revelarían lecciones interesantes acerca de la inclusión financiera y de cómo funciona la resiliencia económica en la realidad. Investigamos más y dimos con referencias a prestamistas informales, bancos comunitarios, falta de programas de alfabetización financiera y, basado en los datos del mismo Findex, el papel clave que desempeñan los amigos y familiares en la resiliencia financiera.
Brasil resultó ser uno de los países más atípicos. Presume con ser la séptima economía más grande del mundo, tiene una nueva clase media surgida en el curso de un auge económico sin precedentes en Brasil en los primeros años del siglo veintiuno y fue el foco de un esfuerzo de inclusión financiera durante la última década. Sin embargo, mientras que el 68 por ciento de los brasileños tiene acceso a servicios financieros formales, el 63,2 por ciento de los encuestados contestó a Gallup que le era “no muy posible” o “imposible” encontrar fondos para enfrentar una crisis financiera. ¿Qué está pasando ahí?
Esta gran discrepancia nos condujo a las calles y callejones, a los supermercados y mercados al aire libre del país más poblado y próspero de América Latina. Queríamos oír de las personas mismas, para poder entender algo que los números de la encuesta no podían entregarnos aisladamente.
En el otro extremo del espectro está Mianmar, donde sólo el 22,8 por ciento de los 54 millones de personas del país tienen algún tipo de cuenta financiera. No obstante, el 90,3 de los encuestados en Mianmar dijo que sería “muy posible” o “algo posible” conseguir fondos de emergencia. Esta cifra es casi 40 puntos porcentuales mayor que lo previsto por el modelo analítico de Orb. En Camboya, aunque los números no fueron así de dramáticos, también exhibe una tendencia similar. Menos de uno de cada cuatro adultos camboyanos tienen una cuenta bancaria. Sin embargo, el 69 por ciento informó que podría conseguir dinero en caso de una crisis.
Decidimos que iríamos a Mianmar y Camboya para entender mejor el porqué en estos dos países con bajos niveles de inclusión financiera, tantas personas son capaces de encontrar fondos de emergencia.
A través de esta conversación profunda y creciente con los datos, Orb ha sido capaz de explorar un rincón poco alumbrado del proyecto de inclusión financiera. El análisis de datos nos dio una pista, mientras que el reporteo de campo y el pensamiento crítico nos hizo posible configurar una imagen de lo que está sucediendo a escala global. Examinamos profundamente cómo la inclusión financiera está funcionando y ahora podemos sugerir posibles vías de cambio: cosas como mayor educación financiera para los consumidores y una adecuada regulación de las agencias bancarias y de crédito. Para experimentar toda la amplitud de nuestra cobertura, diríjase a al Texto, Audio o Vistas Multimedia de “Crisis financiera”.